viernes, 20 de abril de 2012


MODA TÓXICA VS MODA RECICLABLE


 
La moda es un mecanismo que regula las elecciones, asociadas al gusto colectivo y que expresa los valores característicos de una época, una sociedad, y entran en decadencia con ella. Con el correr de los años, este flujo productivo entre industria generadora y consumidor de moda fue acotando sus tiempos, creando ciclos cada vez más cortos, fomentando el derroche y el consumo desenfrenado. Este sinfín de producción, precisa de cantidades exacerbadas de recursos energéticos, potables y humanos. Las consecuencias son visibles, la explotación pareciera no acabar. La contaminación que provoca la industria textil es de valores inconmensurables, fomenta indirectamente a la contratación de mano de obra esclava, y a la frenética cultura del desecho

Es ahora, con la creciente “generación de consumidores verdes”, o ecológicamente comprometidos, en donde hay que comenzar a ser un factor de cambio. “El 80% establecido cuando se lo diseña”. La clave para alcanzar un futuro sostenible se basa en encontrar una forma de satisfacer el estilo de vida de un modo más constructivo.

El proceso hacia un desarrollo más sostenible, es decir la manera en que podemos resolver las necesidades actuales sin comprometer el desarrollo de las generaciones futuras pasa, entre otras instancias, por la minimización del impacto ambiental global asociado al ciclo de vida de los productos.

              De esta manera surgen diseñadores comprometidos con la causa, pues como artífices de la creación de un producto textil o una prenda, deben intervenir en cada parte del proceso, conocer la procedencia de la materia prima, quienes participaron de su obtención; cómo es el proceso para obtener el producto final, cómo puede reutilizarse al final de su vida útil.


Tienen que contemplar acciones que permitan medir, contabilizar y reducir el consumo de materiales, energía, dispersión de sustancias tóxicas, intensificar el reciclaje, prolongar la durabilidad de los productos, agregar valor a los bienes y servicios, y finalmente considerar aspectos orientados a la equidad, la ética y la responsabilidad social.

Deben plantear dentro de este concepto además, la educación del consumidor en la importancia de la reutilización o reciclaje de los productos, creando así un ciclo de retroalimentación (de la cuna a la cuna), inspirando en la lógica pro-cíclica de la naturaleza y proponer reemplazar el diseño unidireccional manera relaciones sustentables entre la industria y el ambiente.

En el mundo se han desarrollado una serie de normas orientadas a la certificación de los productos y procesos orgánicos. En nuestro país, esta “conciencia ecológica” también se encuentra en pleno desarrollo, ya se han gestado los procedimientos para la certificación orgánica primaria y se está trabajando en los protocolos de certificación de los procesos restantes.

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